Si sientes que por la tarde te entran más ganas de tomarte un dulce o picar cualquier cosa grasienta, no eres el único. Es una sensación más habitual de lo que se cree. Y, ahora, un estudio realizado por la Johns Hopkins University School of Medicine ha descubierto la causa. Todo se debe a que por la tarde, los niveles de estrés acumulado durante el día provocan un aumento en la producción de la hormona responsable de la sensación de apetito, y un a disminución de la relacioanda con la sensación de satisfacción.

Los investigadores realizaron un experimento con un grupo de voluntarios, algunos de los cuales tenían un desorden alimenticio que les impelía a comer compulsivamente. A todos ellos se les sometió a una experiencia estresante por la mañana, y a otra por la tarde. Tras las mismas, se les tomaron muestrtas de sangre para medir sus niveles hormonales.

Y lo que observaron es que los niveles de grelina, la hormona vinculada con la sensación de apetito, aumentaba en ambos casos, pero ese aumento era considerablemente mayor en las horas de la tarde. En ambos casos, a los voluntarios se les ofreció tras la prueba de estrés un menú compuesto pro pizza, patatas fritas y galletas de chocolate. Y, mientras, por la mañana solo comieron los que padecían el desorden alimenticio, por la tarde lo hicieron todos.

Vicente Fernández López