Salvator Mundi, un cuadro atribuido a Leonardo da Vinci, ha sido vendido en la sala de subastas Christie’s de Nueva York, por 450,3 millones de dólares, convirtiéndose así en la pintura más cara de la historia. Pero, ¿es realmente el genio renacentista el autor de esta obra? Porque conviene recordar que durante mucho tiempo se consideró que estaba irremediablemente perdido.

Se sabe que Leonardo pintó este óleo en el período comprendido entre 1506 and 1513, para el rey Luis XII de Francia. A partir de ahí, su rastro es difícil de seguir con absoluta certeza. Se sabe, eso sí, que el lienzo que se acaba de subastar (y que muchos especialistas consideran el auténtico, aunque también hay opiniones contrarias), fue adquirido en 1649 por el rey Carlos I de Inglaterra, pero su hijo lo volvió a vender una década más tarde. El cuadro fue pasando de mano en mano hasta que en el año 1900 lo adquirió el vizconde Francis Cook.

En 1958, trece años después de la II Guerra Mundial, sus descendientes lo encontraron en un sótano de la mansión familiar, dónde el vizconde lo había escondido por temor a una invasión de los nazis. Pero desconociendo su autoría lo vendieron por tan solo 45 libras. En 2005 fue adquirido por un consorcio de marchantes de arte, quienes sospecharon que el autor del cuadro podría ser Da Vinci. Comenzó así un largo proceso para restaurarlo y tratar de autentificarlo y, finalmente, siete años después se declaró oficialmente que Leonardo había sido quien lo pintó.

Hay que recordar que Leonardo solo pintó veinte cuadros a lo largo de su vida, de los cuales solo se conservaban catorce. La última pintura que se había encontrado de él fue la Madonna Benois, hallada en 1909. Por eso, la aparición de una nueva obra del maestro era todo un acontecimiento. Se sabe que el cuadro realmente existió porque Giorgio Vasari lo menciona al hablar de Leonardo en su obra libro Las vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos, publicada en 1568, y por un grabado realizado por el artista holandés Wenceslaus Hollar en 1650, que aseguraba haberlo copiado directamente del original.

Pero, ¿en qué se basan los especialistas para estar convencidos de que el lienzo subastado es el original y no una copia posterior? Pues en indicios de la existencia de lo que los expertos en arte llaman pentimento, o sea, pruebas una alteración en un cuadro que manifiestan el cambio de idea del artista sobre aquello que estaba pintando, y que al parecer es algo habitual en casi todas las obras de Leonardo. Y, en este caso concreto, se han descubierto señales de quelos dedos de la mano fueron pintados en diferentes posiciones.

Otra pista es el hecho de que la sonrisa de Cristo recuerda muchísimo a la de la Mona Lisa. Y no se puede olvidar el efecto de refracción de la luz que atraviesa la bola de cristal que Jesús sostiene en la mano, y que encaja perfectamente con los conocimientos de matemáticas y de óptica que tenía Da Vinci.

Hay muchísimas pruebas más a favor de la autoría de Leonardo. Pero también hay quien sostiene que el cuadro no es suyo y que seguramente fue pintado por algún discípulo. Quienes defiende esta tesis alegan que no se han realizado estudios sobre los pigmentos o los materiales utilizados, y que faltan evidencias científicas basadas en pruebas de laboratorio, y no solo en la inspección visual de los especialistas.

De hecho, no hay que olvidar que ya en 1999 se subastó en Sotheby´s otro Creator Mundi, que había pertenecido al Marqués de Ganay, y que también había sido atribuido a Leonardo. Aunque un dictamen de última hora dictaminó que realmente no era suyo, lo que motivó que solos e vendiera por medio millón de dólares.

Vicente Fernández López