Andy Warhol falleció el 22 de febrero de 1987 por las complicaciones surgidas tras someterse a una operación de vesícula. Durante todos estos años ha existido la creencia de que se trató de una intervención hasta cierto punto «rutinaria», que no entrañaba especial riesgo. Pero, ahora, una investigación realizada por un médico llamado John Ryan, miembro de la Pacific Coast Surgical Association ha revelado que las cosas no fueron tan simples. De hecho, según el informe de Ryan, el artista tuvo que someterse a una intervención que podría calificarse de alto riesgo, dado su frágil estado de salud.

El doctor Ryan explica que Warhol tuvo problemas con la vesícula biliar a lo largo de toda su vida. Unos problemas heredados de su familia, ya que a su padre habían tenido que extirpársela a los 60 años. Y en 1986 llegó el momento en el que los médicos le dijeron al artista que también tenía que pasar por el quirófano para someterse a la misma operación.

El problema es que Warhol tenía pánico a los hospitales e hizo lo posible e imposible para intentar evitar ese trámite. De hecho contactó con un especialista que había sido médico personal del Sha de Persia, y le dijo que si le curaba sin operarle le convertiría en un hombre muy rico. La respuesta del médico fue que no había manera de sanarle sin intervenirle.

Finalmente, Andy Warhol no tuvo más remedio que operarse. La intervención se realizó en el NewYork-Presbyterian Hospital aunque, según revela el informe del doctor Ryan, ya era demasiado tarde. La vesícula biliar del artista estaba gangrenada y se deshizo al extirparla. A eso hay que sumar que Warhol había entrado en el quirófano en malas condiciones, ya que estaba deshidratado y demacrado por llevar varios días sin comer.

Pese a ello, las horas posteriores a la operación estuvo consciente e incluso realizó varias llamadas telefónicas desde su habitación pero, poco después, todo empeoró. Warhol comenzó a ponerse azul y entró en coma, sin que fuera posible reanimarle. La autopsia concluyó que el artista falleció de fibrilación ventricular.

Vicente Fernández López