La pasada semana, la administración norteamericana anunciaba que dejaba de trabajar con Kaspersky a consecuencia de temores sobre ciberespionaje ruso. Una decisión tomada, en parte, por las sospechas de hackeo de los comicios norteamericanos, aderezado por un aumento de las tensiones entre ambos países. Por otro lado, Kim Jong está obsesionado con su botoncito de los misiles, razón que le lleva a tener hartos a sus vecinos japoneses. Ahora, varios diplomáticos norteamericanos aseguran que están siendo atacados en Cuba por un supuesto arma sónica.

Esto, que parece un preludio de una Guerra Fría un poco más loca, es un tema complejo. Según ha informado CBS News, que ha tenido acceso a algunos historiales médicos, los funcionarios muestran pérdida auditiva, daño cerebral, náuseas, problemas de equilibrio, mareo, dolores de cabeza, inflamación cerebral y tinnitus. En los historiales se asegura que las personas han sufrido daños a consecuencia de un dispositivo sónico que se oculta fuera de las frecuencias audibles del sonido y muestran «lesiones cerebrales traumáticas leves con un posible daño al sistema nervioso central». Está claro que uno o dos casos no hacen una muestra, pero según informa la CNN, se han detectado más casos. Este medio asegura que unos diez norteamericanos, cinco diplomáticos de Canadá y sus correspondientes familiares han sido atendidos en urgencias a consecuencia de lo que parece un ataque con arma sónica desde finales del año pasado. La mayoría de lo diplomáticos aseguran que no escucharon nada, pero otros describen vibraciones y «un ruido ensordecedor, muy parecido a un enjambre de bichos o el chirrido producido cuando se raya un metal».

Aunque la administración norteamericana está estudiando el asunto, aún no se sabe nada sobre qué es lo que podría estar ocurriendo y quién o quiénes son los responsables. Según ha informado la agencia de noticias AP, los ataques se solían producir por la noche y en ráfagas inferiores a un minuto. Especulan que el dispositivo sónico pudo haber sido colocado dentro de la embajada de Estados Unidos o en las cercanías del recinto o de las casas de los funcionarios.

Además, dado el esfuerzo de Cuba y Raúl Castro por mejorar las relaciones con Estados Unidos, no se entendería que el gobierno cubano quisiera ‘freír los sesos’ a ningún funcionario y menos a aquellos que velan por el ‘sano’ funcionamiento de esas relaciones. Por eso, los investigadores sostienen que podría estar implicado un tercer país.

A todo este extraño asunto se une que nadie sabe con certeza si ya existe una tecnología tan avanzada como para realizar este tipo de ataques. Según ha explicado Joseph Pompei, antiguo investigador del MIT y experto en psicoacústica, es difícil causar daños con este tipo de armas (al menos las que sabemos que existen). Para que se produzcan daños cerebrales, «la persona debería meter su cabeza en una piscina que a su vez estuviese forrada con transductores ultrasónicos muy potentes». Por su parte, el científico Toby Heys de la Universidad de Manchester en Reino Unido, teoriza con un poderoso dispositivo que podría emitir ondas de sonido indetectables para el ser humano. No obstante, «dicha técnica requeriría de una gran gama de subwoofers».

Por ahora, la investigación continúa abierta y se desconocen más detalles del caso. Esperemos que no le hayan robado el destornillador al Doctor Who.

Redacción QUO