A nadie le gusta levantarse temprano. Y, ahora, un nuevo estudio realizado por la Universidad de Nevada, revela que en el caso de los estudiantes la cosa es especialmente negativa.

Según el informe, el horario del inicio de las clases choca con el reloj biológico de las personas. Los investigadores afirman que los estudiantes rinden más académicamente entre las 11 de la mañana y las nueve y media de la noche.

Pero, ¿por qué eso es así? Pues, según los autores del estudio, los cambios hormonales que se producen en la pubertad desajustan los tiempos de vigilia de los adolescentes y jóvenes. Lo cual choca con los actuales horarios académicos.

La conclusión es que la pérdida de sueño les hace enfrentarse a la jornada académica sin estar en plenitud de facultades. ¿Solución? Hacer que las clases comiencen más tarde.

Fuente: IFL SCience.

Vicente Fernández López