¿Quién es mejor en tareas cognitivas? ¿Los niños o los adultos? Posiblemente podrías pensar que los segundos, pero no es así en todos los casos. Según un par de estudios publicados en la revista Psychological Science, los adultos son muy buenos para recordar aquella información en la que los investigadores les pidieron que se focalizasen e ignorar el resto. En cambio, niños de cuatro a cinco años de edad, enfocaron su atención a todo lo que se les dijo, incluso cuando se les pidió que solo se centrasen en un tema en particular. Eso dio ventaja a los más pequeños, ya que pudieron sustraer más detalles de la situación que los adultos, los cuales utilizaron la atención selectiva.

Según Vladimir Sloutsky, coautor del estudio y profesor de psicología en la Universidad Estatal de Ohio, «solemos pensar en los niños como deficientes en muchas habilidades en comparación con los adultos. Pero a veces, lo que parece ser una deficiencia puede ser una ventaja. Eso es lo que hemos advertido en nuestra investigación. Los niños son muy curiosos y tienden a explorar todo, lo que significa que dedican toda su atención, incluso cuando se les pide que se centren en una sola cosa. Eso, a veces, puede ser muy útil».

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores sometieron a un grupo de 35 adultos y 34 niños a varias pruebas. En primer lugar, colocaron a ambos grupos delante de una pantalla, donde aparecían dos formas, una roja y otra verde y una se superponía a la otra. Se pidió a todos los participantes que prestasen atención a una sola de las formas. Después, ambas formas desaparecieron de la pantalla y aparecieron nuevamente, aunque una de ellas no era la misma (precisamente en la que los investigadores no habían pedido que se fijasen). Mientras que los niños pillaron la «trampa» a la primera y supieron identificar la forma repetida, los adultos no tuvieron tan buenos resultados. Ocurrió lo mismo cuando ambas formas eran completamente nuevas.

En el caso de los adultos, fueron mejores cuando la forma en la que se habían fijado cambiaba, dándose cuenta el 94% de las veces frente al 86% de los niños. «Pero los niños tuvieron mejores resultados que los adultos cuando la forma que no era el objetivo había cambiado. Los niños se dieron cuenta de esto el 77% de las veces, frente al 63% de los adultos».

Según los investigadores, «los niños no centran su atención por mucho que se les pida. Eso implica que apreciarán y recordarán más detalles». Ambas cualidades (centrar la atención o no) tienen ventajas e inconvenientes: «La capacidad de centrar la atención es lo que permite a los adultos sentarse en reuniones de dos horas y mantener largas conversaciones, haciendo caso omiso de las distracciones. Pero el uso de la atención plena de los niños les permite aprender más en entornos nuevos y desconocidos gracias a que son capaces de retener una gran cantidad de información».

Fuente: sciencedaily.com

Rafael Mingorance