Son pocas las personas a las que no les gustan las chuches. Principalmente, están destinadas a los más pequeños, pero los adultos tampoco podemos resistirnos a las nubes, las famosas moras o el regaliz rojo. Hace un tiempo, la realizadora independiente belga Alina Kneepkens ilustró en un vídeo cuál es su proceso de fabricación, aunque quizás no te apetezca descubrirlo.

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Su ingrediente básico es la glucosa y el azúcar, aunque no es lo único. Como explicó en su día nuestra compañera América Valenzuela, también se añaden gelificantes que «provienen de pieles de animales y cartílagos. También las hay de origen vegetal, hechas con pectinas, que se sacan de las frutas, y son ideales para los vegetarianos».

Es decir, uno de los ingredientes básicos de las chuches es el tejido conjuntivo de cerdo (casi siempre piel), que pasa por un proceso de hervido para extraer fácilmente el colágeno. Luego el material se depura para convertirlo en polvo, el cual se hidrata y se le añade azúcar y aromas de frutas.

Redacción QUO