La selva del Amazonas, el pulmón del planeta que acapara un colosal territorio de Brasil, no es un entorno natural tan prístino como parece. La mano del hombre dejó su huella en ella durante miles de años, desplazando el bambú por otro tipo de especies y quemando zonas muy acotadas, no se sabe bien por qué.

Ocultas por la densa vegetación, bajo el peso de siglos de maleza, la obra de estas culturas ancestrales permaneció oculta hasta la década de 1980. Desde entonces, han emergido a la superficie más de 450 estructuras misteriosas que cubren unos 13.000 metros cuadrados. Su historia está más clara gracias a un estudio publicado esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, pero nadie sabe aún para qué sirvieron.

Los científicos de Brasil, Canadá y Reino unido que han participado en la investigación han determinado que el bambú predominó en las zonas durante, al menos, 6.000 años. Y que los seres humanos colonizaron estos dominios hace 4.000. Sus conclusiones son el resultado de un análisis químico minucioso de fitolitos y carbón. Los fitolitos son plantas fosilizadas que permanecen en el terreno y el carbón es un indicador fiable de hasta dónde llegó la práctica de quemar vegetación.,

Pero por qué trabajaron en levantar estas estructuras, que tienen una extensión hasta de 11 por 13 metros, sigue siendo una incógnita. Al menos, los investigadores tienen claro lo que no fueron. No fueron pueblos porque, en ese caso, las excavaciones arqueológicas habrían hallado muchos más artefactos. Tampoco fueron fortalezas defensivas porque no hay las típicas muescas que aparecen en este tipo de estructuras.

Quizá se trate de espacios rituales, puesto que los cimientos de estos enclaves guardan cierta similitud con los hallados en otros sitios del mundo. Por ejemplo, la partes más antiguas del célebre Stonehenge, en Inglaterra, tienen la misma estructura. Hará falta más investigación para aclarar este asunto. Pero, ¿de verdad queremos cargarnos el Amazonas y, de paso, matar los románticos misterios que nos hacen soñar con él?

Redacción QUO