Cualquier buen espía (de Hollywood, claro) tomaría un Martini mezclado, no agitado para demostrar su hombría. Otros que quisieran distinguirse por su elegancia, elegirían un vino de uva chardonnay o un whisky con una solera de al menos 20 años. Lo cierto es que la bebida que elige un personaje en la ficción dice mucho sobre él.

Probablemente, la primera idea que se asocia con un vaso de leche es la juventud y la inocencia. Es el caso de Leonardo DiCaprio cuando interpreta el papel de un joven piloto de 16 años: se nos recuerda su edad cuando la azafata le trae el vaso de leche que pide. En La Naranja Mecánica, los adolescentes protagonistas beben esta misma bebida, un sutil recordatorio de que aquello que vivimos en el film está relacionado con la rebeldía de un grupo de adolescentes. Otro uso magistral de la blanca bebida es James Dean, quien muestra el conflicto entre su edad adulta y la adolescencia mientras muestra una botella de leche.

No tomar leche está asociado con la virilidad, al menos hasta hace un tiempo. La leche es un símbolo de puerilidad, por eso resulta casi cómico ver a un asesino como León durante toda la película e incluso compartir esta bebida con Matilda, lo cual ilumina en cierta forma su lado maternal. A veces tomar leche es un chiste visual, pero otras veces se vuelve realmente inquietante.

Hay algo realmente desconcertante en ver a un adulto tomando leche en pantalla, cuestión que provoca que los guionistas lo usen como ‘arma arrojadiza’ para generar diferentes emociones en el espectador. En la película Sospecha de Alfred Hitchcock, los espectadores piensan que la leche está envenenada. Una extraña elección usar esta bebida si nos paramos a pensarlo, ya que es una bebida asociada a la pureza o a la inocencia. Uno puede esperar que un vaso de whisky o una taza de café esté envenenado pero ¿un tierno vaso de leche? Hay un punto atractivo para los cineastas en mostrar un vaso del blanco manjar como algo amenazante.

Algo que volvemos a ver en películas como Inglourious Basterds de Quentin Tarantino. El coronel Hans Landa se bebe un vaso en la granja de Perrier LaPadite y tiene un factor realmente inquietante. Cuando un villano sujeta un vaso de leche es espeluznante, pero demuestra completamente su pode, ya que están conquistando lo «puro y lo inocente«.

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Fuente: Sploid

Redacción QUO