En primera instancia parecería lógico creer que ser extrovertido y proactivo en el ámbito laboral es una ventaja. Pero las apariencias engañan y hay ocasiones en las que ser sociable es visto como algo negativo. Un reciente estudio, realizado por un equipo internacional de las universidades de Surrey (Inglaterra),Cornell (Estados Unidos) Erasmus (Países Bajos) y la Escuela de Negocios de Grenoble (Francia), demostraría que cuando un equipo está de acuerdo en los objetivos que debe alcanzar y en la estrategia para ello, las personas extrovertidas son vistas como miembros proactivos del equipo y que aportan buenas ideas o sugerencias acertadas.

Pero cuando dentro del grupo hay conflictos, lo que antes era una ventaja se transforma en un defecto y se identifica a los individuos más sociables como personas que abogan por sus ideas de forma dominante y hasta agresiva.
Para llegar a estas conclusiones, publicadas en la revista Journal of Organizational Behavior, los expertos, dirigidos por Alexandra Gerbasi, analizaron durante tres meses a 27 equipos que debían realizar una presentación formal para una estrategia de Recursos Humanos. Los grupos fueron estudiados antes, durante y una vez finalizada la presentación.

“Los cambios en las estructuras de las organizaciones laborales – explica Gerbasi en un comunicado de la Universidad Surrey – llevan a un modelo cada vez más colaborativo y de trabajo en equipo. En este entorno se asume que los extrovertidos tienen una ventaja. Pero nuestro estudio demuestra que todo depende del consenso dentro del grupo. Si este es muy escaso, los extrovertidos pueden ser vistos como menos productivos y como trabajadores que tratan de imponer sus ideas a los gritos”.

Juan Scaliter