Nos esforzamos demasiado. Tanto, que llegamos a perder la objetividad hacia dónde dirigimos nuestros esfuerzos. En la intención de hacer mágica la infancia de nuestros hijos o de nuestros seres queridos, perdemos una valiosa energía en preparar la sorpresa, buscar el regalo o hacerlo a mano. Tiempo derrochado en solitario para, después (quizás), no ver el rostro de gratitud o sorpresa que esperabas.

Las cosas son mucho más sencillas, especialmente entre aquellos que comparten su vida juntos. Aunque puedes pensar que lo más divertido para tu hijo es un viaje a Eurodisney, las investigaciones recientes muestran que es mucho más placentero para él quedarse en casa y disfrutar de unos días en familia.

Según explican los investigadores, visitar nuevos lugares e interactuar con personas desconocidas, puede agotar a las familias. Esto provoca que tengan «menos energía para centrarse en las relaciones«.

Aunque los científicos de la Facultad de Salud y Ciencias Humanas de Baylor reconocen que todo tiempo de calidad que se emplea en la familia suma, argumentan que «no todo el ocio familiar es igual«. Según Karen Robbins Melton, autora principal de la investigación, «el mejor modo de construir una familia feliz es pasar tiempo realizando actividades familiares dentro del hogar«.

Fuente: dailymail.co.uk

Redacción QUO