La ingeniera Kate Rubins expuso la semana pasada, sobre sí misma, la primera gran obra de arte que llega a la Estación Espacial Internacional. Es una pieza que se viste por fuera y que se siente en lo hondo; un traje espacial colorido, alegre, universal, como tejido con las banderas de todos los países. Su mensaje es el de la esperanza y el optimismo, dos estados de ánimo que siempre manan de las fuentes más insospechadas. Está hecho con las manos de los niños con cáncer que reciben tratamiento asilados de sus familias y de sus amigos en la clínica americana MD Anderson.

[image id=»84527″ data-caption=»“HOPE”, el primer traje del proyecto The Space Suit Art Project.» share=»true» expand=»true» size=»S»]

La obra de arte se llama COURAGE (coraje,en inglés) y forma parte de al iniciativa The Space Suit Art Project. El nombre describe el valor que deben tener para afrontar un tratamiento que algunos no completarán, pero no solo eso. También es un reclamo a quienes, en tierra firme, recibimos el mensaje: nosotros no perdemos el valor, vosotros no tiréis la toalla.

MD Anderson, una de las más importantes en el tratamiento de la enfermedad, tiene un programa que fomenta las actividades artísticas entre los pacientes pediátricos. Según su experiencia, desarrollar su creatividad es una terapia que tiene buenos resultados en la salud mental y en el comportamiento.

Por eso, y para seguir llamando la atención sobre la necesidad de desarrollar nuevos tratamientos en oncología infantil, este traje no es el único que los pacientes han diseñado. Su primera obra, que completaron junto a sus familiares con más de 600 pequeñas piezas pictóricas, se llama HOPE (esperanza, en inglés). Es un traje de los que los astronautas llevan fuera de la nave. El próximo mensaje se llamará UNITY (unidad,en inglés). En él participarán niños de todo el mundo.

Redacción QUO