Un nuevo estudio sobre el efecto de la proporción de sexos en la sociedad estadounidense ha encontrado un dato revelador. Tras analizar cuántos hombres y mujeres había en cada condado de Estados Unidos y ver el impacto social que se generaba cuando la proporción no era equitativa, los investigadores han llegado a una conclusión que os parecerá completamente contradictoria. Curiosamente, aquellos lugares donde viven más hombres que mujeres hay una menor proporción de hombres solteros. Y no solo eso: las sociedades son más estables y no más violentas como se había dicho en otras ocasiones.

Sí es cierto que la mayoría de los delitos, en particular los crímenes violentos, son cometidos por hombres. Por otro lado, muchos estudios han puesto en evidencia que los solteros son particularmente susceptibles de ser culpables, ya que formar una relación y crear una familia reduce la propensión a asumir riesgos, incluida la violencia. Era de esperar, por tanto, que los lugares con una mayor concentración de hombres solos, incluidos aquellos en los que los hombres superan en número de forma drástica a las mujeres, serán inusualmente violentos.

El infanticidio femenino y el aborto selectivo por cuestiones de sexo están creando relaciones sexuales fuertemente sesgadas en gran parte de Asia. Hay un montón de razones para estar preocupado por el tema, pero el miedo de que el excedente de hombres provoque un aumento en las tasas de criminalidad e inestabilidad social, prevalece sobre todos los demás.

Los antropólogos Schacht Ryan y Karen Kramen han tratado de desafiar esta teoría en un artículo publicado en PLoS ONE. Según su teoría, cuando las mujeres escasean, los hombres heterosexuales tienen una mayor probabilidad de formar una relación sólida a largo plazo, lo que consecuentemente debería disminuir el deseo de llevar a cabo actividades socialmente indeseables.

Otra de las curiosas observaciones de la investigación de los antropólogos de la Universidad de Utah es, que aquellos sitios donde las mujeres superan a los hombres, se forman parejas heterosexuales menos estables. Los autores se aventuran a teorizar a que esto se debe a que los hombres heterosexuales piensan que lo «tienen más fácil» y que no hay urgencia por establecer relaciones sólidas a menos que quieran.

«Si perteneces al sexo menos frecuente -socialmente hablando-, puedes ser más exigente con una pareja potencial», explicó Schacht en un comunicado. «La persona puede ser más selectiva y más exigente a la hora de valorar con quién quieres establecer una relación». Según la hipótesis que desarrolló Schacht en su doctorado, la proporción de sexos altera las ganas que los hombres tienen de comenzar una relación a largo plazo. Para llegar a establecer esta teoría, el antropólogo entrevistó a más de 300 personas en ocho aldeas en Guyana. Un lugar interesante para él dado que la migración había dejado tocado el equilibrio entre la población de hombres y mujeres.

Dado que comprobó que el comportamiento de los varones cambiaba, se propuso averiguar si ocurría lo mismo en una escala más amplia. Para ello, los autores se estudiaron el censo de los Estados Unidos para conocer la proporción de hombres y mujeres por condado. Después, compararon este dato con el número de matrimonios y otras medidas utilizadas en estadística para medir la estabilidad de las familias. Fue entonces cuando observaron el mismo patrón que Schacht había visto en Guyana.

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Los autores sostienen que los datos del censo de Estados Unidos son más precisos que en algunos países con relaciones sexuales muy desiguales. Sin embargo, aseguran que estudiarán más a fondo los datos con el fin de comprobar que no están confundiendo correlación con causalidad.

Fuente: psypost.org

Redacción QUO