Forjado en bronce, y adornado con figuras de delfines y perros que rugen. Un accesorio así podría ser el sueño de cualquier heavy o metalero, pero el objeto del que estamos hablando perteneció a un soldado romano. El cinturón apareció en una tumba descubierta en la localidad de Leicester, en Inglaterra, en una especie de cementerio en el que habían sido enterrados unos ochenta cuerpos.

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Los restos que portaban este lujoso accesorio, pertenecieron a un varón de entre treinta y cuarenta y cinco años, según ha revelado los estudios realizados. También se ha descubierto que tenía marcas de heridas en los hombros y en uno de los muslos. Por eso, se piensa que pudo fallecer en combate.

Cinturones parecidos a este ya habían aparecido en otros enterramientos descubiertos en Londres y Winchester.

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Fuente: Universidad de Leicester.

Vicente Fernández López