Por un momento, el estudiante alemán de la Universidad de Bristol Philip Jungerbluth pensó que estaba viviendo la pesadilla más angustiosa de su vida. El pasado 6 de junio llegó con prisa al aeropuerto de Bristol, llevaba consigo un par de cápsulas pequeñas que contenían 60 millones de células madre que médicos del Hospital Clínic de Barcelona esperaban de forma urgente en un quirófano. Dos cirujanos recibirían allí el material para realizar una operación de tráquea pionera en el mundo a una paciente colombiana que tenía el pulmón izquierdo muy dañado.

Pero surgió un imprevisto como caído del cielo. Cuando Philip quiso embarcar, varios miembros de seguridad de la compañía Easyjet le prohibieron el paso porque pensaban que portaba un explosivo, y había que verificar su contenido. Él les aseguró que estaban equivocados. Si abrían los tubos, guardados en el interior de una valija empleada en el transporte de órganos, las células madre sufrirían una contaminación fatal, arruinarían años de investigación y pondrían en peligro la vida de la mujer enferma.

Unas medidas de morirse
“Al final, como Philip conocía a un cirujano torácico alemán que vuela con frecuencia, le pedimos prestado su jet privado para llevar los dos recipientes a Barcelona”, comentó a los medios británicos Martin Birchall, el científico que pagó de su bolsillo el coste del viaje.

No se trata de un caso aislado. En la página Nosinzapatos.com alguien propuso pasar desnudos los controles como protesta ante las excesivas medidas de seguridad de los aeropuertos. Pero lo cierto es que ahora ya no hace falta que una medida así se tome como protesta, puesto que las nuevas tecnologías nos van a desnudar, queramos o no.

Con la bandera de la seguridad como estandarte, el profesor Michael Black y el estudiante Alexandru Balan, ambos de la Universidad de Brown (EEUU), han desarrollado el software más preciso para ver lo que alguien puede llevar escondido debajo de la ropa. Se trata de un programa informático capaz de calcular con exactitud el tamaño de la cintura, el contorno del pecho, el peso, la altura y el sexo de una persona a partir de imágenes suyas digitalizadas que se combinan con un modelo de cuerpo humano creado por ordenador. Y sin usar rayos X ni cámaras infrarrojas.

La presentación del invento durante la Conferencia Europea de Visión Artificial 2008 dejó estupefacto al público asistente. Se trata del último paso tecnológico que puede ver tus intimidades, pero no las toca. Este sistema está, por el momento, en fase de prototipo, pero hay otros ya instalados, y en nuestra propia “casa”, que no le van a la zaga.

Rafael Mingorance