Esta atracción no es alta para todo el mundo. Si no te van las emociones fuertes o padeces de vértigo (como a un servidor), lo mejor es mantenerse alejado de ella. Se llama Skyline y está considerado el tobogán más terrorífico del mundo. Y no es para menos, ya que está instalado a trescientos metros de altura en un edificio de Los Ángeles.

El tobogán está fabricado con cristal blindado capaz de resistir huracanes o terremotos, y su recorrido no es apto para cardíacos, ya que solo el suelo y las paredes de cristal separan al pasajero del vacío. Por supuesto, es imposible que la persona se caiga, pero al sensación es realmente…. ¡aterradora!

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Vicente Fernández López