La danza humana data del momento en que nos convertimos en bípedos, y existen grupos humanos bailando en pinturas ru­pestres de hace 20.000 años”, asegura Lawrence Parsons. Y es que el baile tiene, desde sus inicios, una vocación eminentemente social. En las culturas tradicionales, los bailarines tenían objetos emisores de sonidos en su indumentaria, que a su vez marcaban el ritmo de sus danzas, con las que expresaban roles sociales, su relación con los dioses, etc. Algo que algunas tribus actuales aún conservan.

Redacción QUO