La agresividad es algo que se puede manifestar en cualquier etapa de la vida. Pero se vuelve más común en los niños en el período que abarca entre los ocho y los diez años. Ahora, un nuevo estudio, publicado en American Journal of Human Biology, explica las causas hormonales de este comportamiento.

Los autores de la investigación, entre los que se encuentra Eider Pascual-Sagastizabal, investigadora de la Universidad del País Vasco, midieron tres hormonas esteroides (testosterona, estradiol y cortisol), para tratar de ver si había algún vínculo entre ellas y los comportamientos agresivos. Y lo que descubrieron fue que los niños más violentos eran los que tenían unos niveles superiores de cortisol. Por el contrario, los chicos que se habían vuelto más pacíficos eran aquellos cuyos niveles de estradiol habían aumentado más.

«Estos resultados parecen indicar un efecto hormonal en la diferente conducta agresiva de los muchachos en función del tipo de hormona: cortisol y estradiol», añade Pascual-Sagastizabal. Aunque lo más curioso fue observar que el cambio solo se producía en los varones. Por el contrario, las chicas mantenían una actitud más constante (ya fuera agresivas o pacíficas).

Redacción QUO