Bien puede decir el ciclista alemán Arnold Fiek que ha vuelto a nacer. El deportista sufrió un aparatoso accidente que pudo costarle la vida cuando participaba en la 33 edición del Gran Premio de Lugano, en Suiza. El pavimento por el que rodaban los cilistas estaba especialmente resbaladizo, lo que provocó que Arnold perdiera el control de su bicicleta.

Lo más grave fue que el accidente se produjo al cruzar el llamado Puente del Diablo, situado a doce metros de altura sobre el lago Lugano. Fiek se precipitó al vacío y logró salvarse milagrosamente gracias a que rebotó con una barandilla de madera. Aunque el impacto hizo que se rompiese la cadera.

El ciclista tuvo que ser rescatado de las aguas del lago. «Cuando estuve en el agua me dije a mí mismo, esto se ha acabado. Pero logré sacar fuerzas de no se dónde y nadar para mantenerme a flote pese al dolor».

Redacción QUO