Son muchos los jóvenes que sueñan con poder estudiar en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés). Pero acceder a esta universidad privada ubicada en Cambridge no es nada sencillo. Además de que su proceso de ingreso es muy riguroso, según reconocieron algunos medios como The Atlantic Monthly, es una de las universidades más selectivas de Estados Unidos y se cuida bastante de elegir qué alumnos incluye en sus aulas. Esto, y el ‘pequeño’ detalle de que en su claustro hay nada menos que 76 premios Nobel, la han convertido en la mejor universidad tecnológica del mundo según U.S. News & World Report.

Conociendo estos datos sería lógico pensar que aquellos candidatos que consiguen una plaza en el MIT sientan que han hecho realidad un sueño tras superar las complicadas pruebas de acceso. Pero, a pesar del prestigio que ha logrado esta universidad durante más de un siglo, siete suicidios de estudiantes en los últimos dos años ensombrece ahora su trayectoria. Las preguntas que surgen son más que razonables: ¿demasiada presión?, ¿hay algún hecho que haya provocado el crecimiento exponencial de suicidios en los últimos meses?

La preocupación aumenta entre los estudiantes

La preocupación ante los datos ha dejado de ser un secreto y, tanto la institución como el alumnado, han desarrollado diversas iniciativas con el fin de evitar que el número de muertes siga aumentando. Según explica el Washington Times, la universidad dio a conocer el pasado otoño un plan para reforzar la salud mental de sus alumnos. Pero los estudiantes han querido poner su toque de ingenio en los últimos meses con acciones destinadas a intentar disminuir el estrés de la vida en el campus antes de que sea demasiado tarde.

Con este objetivo, un grupo de alumnos lanzó Lean On Me, una aplicación de mensajes de texto que permite a los estudiantes chatear de forma anónima y contar sus preocupaciones a otro compañero capacitado para ayudarle y escucharle. Otros alumnos han planificado instalar cajas de luz artificial en el campus, con el fin de dar más ‘luz’ a los meses más tristes del año. Y otros ya han puesto fecha para una terapia con animales, concretamente con cachorros de perro.

Por otro lado, Izzy Lloyd, un estudiante del MIT, ha entregado más de 4.000 pulseras con la palabra TMAYD impresa. Estas siglas corresponden a la abreviatura de Tell me about your day (cuéntame tu día). El mensaje tiene como objetivo lograr que los estudiantes se relacionen entre sí. Lloyd comenzó esta iniciativa el año pasado, después de que dos de sus compañeros de clase se quitaran la vida en la misma semana. «Debemos construir una comunidad para prevenir los suicidios. Nuestros compañeros deben sentir que no están solos, que hay personas que se preocupan por ellos».

Por su parte, el MIT ha dedicado casi 45.000 euros de su partida presupuestaria para mejorar la salud mental de sus estudiantes. Algo que estos han reconocido como necesario más que como una buena acción, ya que «faltaban muchos servicios para un campus que alberga a casi 11.000 estudiantes». Nikhil Buduma, estudiante del MIT y fundador de la aplicación Lean On Me junto con otros dos estudiantes, afirma que, a pesar de la inversión de la universidad, el problema aún no se ha resuelto. «Si realmente se hubiese solucionado no nos habríamos movilizado y esto no seguiría ocurriendo».

¿Se suicidan más estudiantes en las universidades de élite?

Según explica la doctora Nance Roy, directora de la Fundación Jed, una asociación sin ánimo de lucro con sede en Nueva York que trabaja para prevenir los suicidios entre estudiantes universitarios, esto es una gran idea: «hemos comprobado que los estudiantes se abren más a la hora de desahogarse con sus compañeros». Según Roy, no hay evidencias de que las escuelas de élite tengan tasas alarmantes de suicidio. Sin embargo, un estudio realizado el año pasado sugiere que la tasa del MIT era superior a la media.

Según un estudio realizado por la Universidad de Rochester, la tasa media de suicidios entre los estudiantes universitarios fue de siete por cada 100.000 entre 2004 y 2009. Tres estudiantes del MIT se quitaron la vida el año pasado, lo que se traduce en casi un 27% por cada 100.000. Lo preocupante es que desde 2014 ese porcentaje se ha disparado, ya que ha habido un total de siete suicidios desde el año 2014.

El Washington Times recoge también las declaraciones de algunos estudiantes y ex alumnos, que han reconocido que la cultura del MIT empuja a los estudiantes a los extremos, a veces a expensas de su vida social o de su salud emocional. «Se considera heroico el hecho de llevarse a uno mismo hasta el límite de nuestras habilidades físicas o corporales», explica Sahar Hakim-Hashemi, un antiguo alumno que está elaborando un documental titulado El sueño es para los fuertes, donde hace un recorrido por la actual salud mental del MIT y donde también propone diversas iniciativas para mejorar esta situación.

Fuente: washingtontimes.com

Redacción QUO