Un equipo de investigadores del el Instituto Pontificio de Arqueología Cristiana han descubierto en un yacimiento de la localidad italiana de San Calocero, una tumba muy especial. En su interior se encontraban los resto de una niña de unos trece años de edad, que fue sepultada boca abajo.

Ese singular hecho, según los autores del descubrimiento, era una forma de castigo que se aplicaba a las personas que eran acusadas de brujería. Se las enterraba vueltas hacia abajo en la creencia de que de ese modo no podrían seguir amenazando alos vivos desde la sepultura. En otras ocasiones también se les colocaba un ladrillo en la boca.

El análisis de los restos ha permitido descubrir además señales de hiperostosis porótica en el cráneo, lo que es un síntoma de anemia. Eso significa que la niña seguramente tenía una apariencia pálida y demacrada que podía asustar a sus supersticiosos convecinos.

Redacción QUO