Pesa entre 350 y 400 gramos, y flexiona todos los dedos, lo que permite a quien la lleva algunos ejercicios de motricidad fina, como teclear y agarrar una taza. Funciona gracias a dos sensores que reciben el movimiento muscular del brazo. Su aspecto estético supone un auténtico alivio para las personas que tienen que llevar prótesis. La mano va cubierta por un guante que simula el color, textura y peculiaridades de la piel del paciente. En España ya se han hecho varios implantes, con un precio que varía entre los 36.000 y los 40.000 euros.
Estas cantidades se quedan ridículas si se comparan con los números que llenan los contratos de quienes deciden protegerlas a todo riesgo. Si hace un siglo se veía cosa rara, ahora la extravagancia se intuye más por la exageración, sobre todo en el caso de los personajes famosos, aunque las aseguradoras insisten en que la cantidad siempre va en proporción con los ingresos. En su último estudio sobre Nuevas Tendencias y Oportunidades del Seguro, la consultora INOV Finance reconoce que los llamados “seguros de riesgos atípicos” tienen una demanda creciente por parte de profesionales que quieren poner a salvo una zona específica de su anatomía, “si bien la aseguradora debe tener una excelente solvencia para asumir riesgos”.

Redacción QUO