Un enorme árbol de haya podría haber resuelto un crimen del Medievo. Tras unas fuertes tormentas en Collooney (Irlanda), el árbol cayó derribado por los fuertes vientos y dejó a la vista de todos el cadáver de un joven que vivió entre los años 1030 y 1200, el cual estaba enredado en sus raíces.

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Según el arqueólogo Marion Dowd, «la parte superior del esqueleto se quedó colgando de las raíces en el aire a la vista de todos. La parte inferior la encontramos en el suelo». El posterior análisis de los huesos y la datación por radiocarbono, sugieren que los restos pertenecían a un joven de entre 17 y 20 años. También encontraron que padecía una enfermedad articular vertebral leve, aunque como suponéis, eso no fue lo que le mató. Según los arqueólogos, el joven murió de una forma violenta a consecuencia de dos heridas de arma blanca, posiblemente causadas por un cuchillo o una daga. Según explican, las marcas son claramente visibles en las costillas y en su mano izquierda.

El joven fue enterrado según la tradición cristiana. Los investigadores explican que es difícil saber si murió en batalla o en extrañas circunstancias por una disputa personal. Dowd afirma que los registros históricos indican la presencia de una iglesia y un cementerio en la zona, de ahí el misterio que rodea a este caso.

Fuentes:

news.discovery.com | irishmirror.ie

Redacción QUO