No está muy claro cuál es el orígen de la palabra «cani». La tesis más aceptada es que puede tratarse de una deformación del término «cañí». Sea cómo sea, lo cierto es que actualmente esta expresión está muy en boga. Se utiliza coloquialmente para designar a una tribu urbana muy característica, cuyos integrantes se distinguirían por ser varones, generalmente bastante jóvenes, con cierta tendencia a la agresividad, y obsesionados con el culto al cuerpo. El término tiene un innegable matiz despectivo, y se ha acabado convirtiendo en una palabra comodín para etiquetar a alguien cómo «cachas, pero descerebrado».

Pues bien, si quisiéramos hacer una broma (y resulta que queremos) se podría decir que los primeros canis surgieron en Atapuerca, lo que los convertiría ya en una especie típicamente ibérica. En serio. En el estudio que Juan Luis Arsuaga acaba de publicar en la revista Proceedings, editada por la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, expone las conclusiones extraídas tras años estudiando los numerosos restos humanos encontrados en el yacimiento burgalés. Arsuaga explica que los humanos que poblaron lo que actualmente conocemos como Yacimiento de la Sima de los Huesos, tenían mucha más musculatura que los posteriores neandertales. Pero, a cambio, su cerebro era de menor tamaño.

Estos «canis atapuercensis» tenían una estatura media de 1,63 metros y pesaban alrededor de 70 kilos. Aunque se han hallado los restos de un individuo que pudo alcanzar los 90 kilos de peso. Arsuaga y su equipo han llegado a esta conclusión tras estudiar más de seis mil huesos encontrados en ese yacimiento, que pudieron pertenecer a dieciocho personas diferentes. Curiosamente, la talla media de 1,63 metros se refiere tamto a varones como hembras, lo que significa que no había un gran dimorfismo entre ambos sexos.

Los resultados de este estudio que se acaba de publicar, van mucho más allá de brindarnos una excusa para hacer un chiste. Arsuaga y su equipo proponen un nuevo modelo de evolución del cuerpo humano dividido en cuatro fases. La primera sería la de los ardipitecos, que vivieron en los árboles pero que eran capaces de desplazarse ocasionalmente de forma bípeda. La segunda sería la de los australopitecus, como la mítica Lucy. En la tercera tendríamos al Homo erectus, a los pobladores de atapuerca ylos neandertales. Y, finalmente, en la cuarta, encontraríamos ya al humano moderno, con un cuerpo más grácil.

Redacción QUO