Un grupo de arqueólogos que realizaba excavaciones rutinarias en Évora (Portugal) no esperaban el horror que estaba a punto de aparecer ante sus ojos: una docena de cuerpos de víctimas de la Inquisición arrojados allí hace 400 años.

Tras los análisis pertinentes a los cuerpos y a las pruebas documentales halladas, descubrieron que los restos pertenecían a personas condenadas por esta institución eclesiástica por haber practicado el judaísmo, los cuales fueron arrojados sin miramientos junto a la basura normal. Según explican en el estudio publicado en el último número de la Revista de Antropología y Arqueología los arqueólogos Bruno Magalhães, Teresa Matos Fernandes y Ana Luísa Santos de la Universidad de Coimbra, encontraron varios detalles históricos de los registros de la Inquisición, los restos mortales completos de doce adultos y mil huesos que corresponderían a otras 16 personas.

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Según explican los arqueólogos, el patio portugués, utilizado entre 1568 y 1634, estaba vinculado a una cárcel construida por el arquitecto Matheus de Couto y vinculada a la Inquisición en aquella época. El estudio afirma que «el sedimento que rodea a los esqueletos está mezclado con una capa de residuos domésticos, lo que sugiere que los cuerpos fueron depositados directamente sobre el vertedero». Los registros históricos también muestran que al menos 87 personas murieron en la cárcel de Évora en esos años y que muchos de ellos podrían estar enterrados en ese patio. Los arqueólogos suponen que todos ellos fueron considerados herejes por la sociedad portuguesa.

La Inquisición de Portugal se inauguró en 1536 tras las presiones de España. Los individuos percibidos como herejes por la Iglesia Católica fueron perseguidos y juzgados, así como los sospechosos de practicar el judaísmo en secreto. Según los historiadores, más de 40.000 personas murieron como resultado de esta caza de brujas.

Fuentes:

forbes.com | i24news.tv | jpost.com | sciencedirect.com |

Redacción QUO