En el siglo XIX, el filósofo Auguste Compte asegura que “el conocimiento científico está destinado a sustituir y reemplazar los primitivos puntos de vista religiosos”. El positivismo científico de este francés fue lo que dio a luz al cientificismo actual: la noción de que la ciencia tiene un acceso exclusivo a la verdad.
En la actualidad, un grupo de expertos han llevado a cabo diferentes experimentos para demostrar que la ciencia puede producir la misma función de “estabilizador mental” que la religión.
En un estudio de 2013, publicado en The Journal of Experimental Social Psychology, se demostraría que las personas sometidas a estrés, son más proclives a aceptar afirmaciones cientificistas. Las personas ansiosas, se inclinan más por la ciencia que los voluntarios tranquilos, algo que previamente se había descubierto también en relación con la religión. La fe profunda en la ciencia, era la conclusión, es a veces otra forma de extremismo irracional.
Otro estudio realizado por la Universidad de Amsterdam descubrió que las personas inseguras demostraban una creciente fe en dios o la evolución, siempre y cuando se las presentara como procesos ordenados o predecibles. En estos casos, las creencias científicas podían llegar a defenderse de modo emocional, aún si eran falsas.La conclusión de los investigadores es que la psicología y no la teología se encuentra en la base del extremismo.
Los experimentos realizados por Ariel Kruglanski, reconocido psicólogo social de la Universidad de Maryland clarifican esta lógica. Kruglanski estudió el comportamiento de extremistas de Marruecos, Irlanda del Norte, Palestina, Filipinas, España o Sri Lanka y descubrió que todos ellos precisaban un orden y estructura en su vida por encima de lo habitual. Para ellos “el mundo es buenos contra malos, santos contra pecadores, orden versus caos, un universo puro en el que no se admiten los grises.” Su investigación muestra que la psicología del extremismo identifica un punto importante: parte de lo que hace que un sistema de creencias sea peligroso es la negación de lo desconocido.

Juan Scaliter