Cuando la Unión Soviética se desmoronó, los integrantes del servicio de cartografía de la antigua KGB recibieron la orden de destruir los numerosos mapas que atesoraban en sus instalaciones. Pero dichas órdenes nunca fueron cumplidas. ¿La causa? Alguien pensó que con aquel «tesoro» podría hacerse un buen negocio, y comenzó a venderlos. Algunos a coleccionistas privados. Otros (la mayoría), a las potencias occidentales. Hoy, la mayoría de aquellos mapas soviéticos están en manos de organismos estadounidenses y británicos, y quienes los estudian y utilizan se sorpenden de la asombrosa exactitud con la que están realizados.

En total, se estima que los soviéticos pudieron realizar alrededor de dos millones de mapas. Cartpografiaron toda Europa y todo el territorio de Estados Unidos; la mayor parte de Asia, y casi toda África. Además, hay mapas de las principales ciudades europeas y americanas. Y con tal grado de detalle que, los expertos aseguran que si buscas tu calle y tu casa en ellos , es muy probable que las encuentres. El historiador John Davies, que lleva años estudiando estos mapas, asegura. «Es increíble cómo pudieron realizar un trabajo tan minucioso con la tecnología existente en los años 60, 70 y 80. Es evidente que no pudieron hacerse solamente con imágenes tomadas por satélite, sino que tuvieron que contar con informadores situados pie a tierra que facilitaban datos muy concretos y precisos. Tuvo que ser una red extensa y minuciosa, formada por centenares de personas a lolalrgo de todo el mundo».

En muchos casos existen discrepancias entre los mapas rusos y los autóctonos de la misma época. «Hay uno de Oxford, realizado a finales de los años 70, en los que aparecen instalaciones científicas y académicas que no están reseñadas en los mapas británicos de aquellos años. Eso quiere decir que los rusos actualizaban tanto como era posible su información», explica Davies. Según los expertos, son el tipo de mapas con los que alguien querría contar si tuviera que invadir un país enemigo.

Paradójicamente, los mapas que los soviéticos realizaron de su propio país, son vagos e imprecisos. Y en muchas ocasiones están intencionadamente distorsionados. «Lo hacían así como protección, para evitar que, si caían en manos del enemigo, la spotencias occidentales pudieran contar con información estratégica muy valiosa sobre Rusia», aclara Davies.

Redacción QUO