Una leyenda cuenta que en el año 1274 el emperador mongol Kublai Khan envió una colosal flota para conquistar Japón, pero que fracasó en su intento debido a un inesperado tifón que destruyó su armada. Los japoneses, agradecidos a la fortuita intervención de la naturaleza, bautizaron a aquella tormenta con el nombre de kamikaza, que significaría algo así como viento divino.

Y ahora, la ciencia ha encontrado por primera vez evidencias de que aquel suceso fue algo más que un simple mito. Kinuyo Kanamaru, geólogo de la Universidad de Massachusetts, buscó evidencias geológicas del paso de tifones en la antiguedad en las aguas del lago Daija en Kyushu, la más meridional de las cuatro islas principales de Japón, lugar en el que se cree que desembarcaron los supervivientes de la flota mongola.

Los investigadores encontraron cambios en las propiedades de sedimentos, que sugieren que fueron provocados por las mareas generadas por tifones, en una época que coincide con la que relata la leyenda.

Redacción QUO