Los políticos progresistas parecen ser más felices que los conservadores. Al menos en Estados Unidos, según se deduce de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de California, y cuyos resultados se han publicado en la revista Science. Para llegar a esta conclusión, los autores de este informe recurrieron a fuentes de big data: encuestadores on line, usuarios de Twitter y LinkedIn con vínculos en empresas e instituciones de las dos tendencias políticas. En total, analizaron millones de palabras, fotos de los parlamentarios, 47.000 tuits y 500 fotos de LinkedIn.

Los resultados indican que los políticos de izquierdas utilizan un lenguaje emocional positivo con más frecuencia y sonríen más genuinamente en sus fotografías. Por el contrario, los políticos conservadores mostraban una mayor autoconfianza y se sobrevaloraban más que los progresistas, haciendo hincapié en la solidez de sus principios y sus capacidades profesionales. «Probablemente, esto sea así por la propia idiosincrasia de la ideología conservadora, que pone el énfasis en el individualismo y la competencia, que les hace más propensos a dar valor a las apariencias», opina Sean P. Wojcik, director del estudio.

Ahora queda por ver si estas conclusiones también pueden aplicarse a nuestros políticos nacionales.

Redacción QUO