Nikita Jruschov cerró el oscuro capítulo de los desmanes de Stalin al frente de la URSS. Fue también la gran bestia roja de la Guerra Fría. Pero no será recordado por esas dos facetas de su carrera, sino más bien por sus modales de cosaco. En 1960, el jefe de la Delegación filipina ante las Naciones Unidas acusó a los soviéticos de imperialistas, a lo que Jruschov respondió golpeando fuertemente con su zapato en el estrado.Y un rato después, con los puños.

Redacción QUO