El juguete más popular de la historia se ha vuelto a superar. En esta ocasión los coloridos bloques de plástico se han instalado en un laboratorio de entomología ¿Su fin? Ser la herramienta definitiva que ayude a los entomólogos a manejar sus preciados, frágiles y valiosos ejemplares de insectos.

Científicos del Museo de Historia Natural de Londres se enfrentan diariamente a los retos que plantea la digitalización masiva de especímenes que, en algunos casos, tienen siglos de antigüedad. La creatividad no se debe sólo a la falta de presupuestos. Según los científicos, los que existen en la actualidad en el mercado no tratan con demasiada delicadeza a los insectos. Una segunda opción es fabricarlos, pero cuentan con tres desventajas: los materiales que requieren son caros y difíciles de conseguir, a lo que se añade una cierta complejidad de manejo. La tercera es que no se pueden ‘customizar’ dependiendo el tamaño o el tipo de insecto. Tras años de frustración por ver dañados sus preciados ejemplares, los entomólogos del museo pensaron en una solución que acabase con todos estos problemas.

En este punto es donde entra en acción la creatividad de Steen Dupont y sus colaboradores del MHN de Londres. Con el fin de responder a los retos planteados por la digitalización y la complejidad de clavar un insecto de varios siglos sin destrozarlo, inventaron el Manipulador de Insectos LEGO. La creación tiene varias ventajas con respecto a las técnicas habituales: es universal, fácil de conseguir, de transportar y bastante económica. Lo más importante es que, además, garantizan una fiabilidad a la hora de manejar los especímines y la posibilidad de customizar la plataforma para el bicho según necesidad.

El estudio, publicado en ZooKeys, propone tres variantes distintas que se pueden personalizar según el protagonista. El diseño permite una fácil movilidad, girarlo en cualquier dirección o mantenerlos mientras el entomólogo analiza la muestra con su microscopio.

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Vía | The Guardian

Redacción QUO