Imagínate que vas a coger el tren una mañana a tu estación habitual y te encuentras esperando bajo un pene volador de grandes dimensiones. Pues eso es lo que les ha ocurrido a los viajeros de un barrio de Auckland (Nueva Zelanda).

Los escultores aseguran que lo que veis en la imagen es una nube, pero los observadores no parecen estar de acuerdo con esta interpretación. La obra de aluminio, llamada Transit Cloud y encargada por el ayuntamiento de la ciudad, ha sido creada por el escultor Gregor Kregar, su esposa Sara Hughes y el arquitecto Davor Popadich. Si en este momento te estás preguntando si hacían falta tantas personas con tantos estudios para crear un pene volador de aluminio, es que aún no sabes lo peor: el precio. La escultura ha costado al ayuntamiento nada menos que 130000 € (£ 97,000).

El arquitecto ha asegurado al New Zealand Herald que se encuentra «algo molesto» por la reacción del público. «El arte está hecho para causar reacción», matizaba. Claro, no hay mayor reacción que una erección flotante sobre las cabezas de los transeúntes.

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Redacción QUO