1 año: Todo es nuevo para ti. Lo entiendo. Solo recuerda: si es brillante y duro, todavía eres pequeño. Pero si bota y se dobla, es todo tuyo.

2 años: Si me ves dormido, no me despiertes.

3 años: Aprenderás algunas de las lecciones más importantes mientras sostienes una linterna a mi lado.

4 años: No tires un frasco de vidrio. Soldaditos, nueces, monedas, insectos, puntas de flecha, caracoles… Estas son algunas de las muchas cosas que caben en un frasco vacío. ¿Quieres salvar el planeta? No recicles: reutiliza.

5 años: Cuando vayas de pesca, un buen agarre en la caña es tan importante como un buen apretón de manos. Mueve tu brazo con un movimiento suave de muñeca. Ten paciencia y recuerda: los peces no tienen párpados, pesca en la sombra.

6 años: Créeme, no aprenderás nada con las manos en los bolsillos. Coge el destornillador, un palo, un tablero… y ponte a trabajar o a jugar. Encontrarás tutoriales en YouTube, pero hasta que no te ensucies las manos no entenderás cómo funciona el mundo.

7 años: Puedes hacer tu tarea después de jugar en el parque.

8 años: Aprenderás mucho acerca de una persona viendo cómo enrolla una manguera. O un cable, o una cuerda. Si alguna vez te peleaste durante horas con cinco metros de luces de Navidad, intentando desatar un nudo imposible, sabrás a qué me refiero: enrollar adecuadamente es un acto de cortesía hacia el próximo que la usará. Aunque ese seas tú mismo.

9 años: La clave para construir una casa en un árbol es asegurarse de que la estructura sea firme sin dañar el organismo que la mantiene en su sitio. Costará trabajo y aprenderás que, a veces, la física se mete con la imaginación. Pero al terminarla tendrás un lugar propio. Y todos necesitamos un sitio donde escondernos.

10 años: Repara tú mismo tu bicicleta. Será un modo esencial para iniciarte en la mecánica. Y al igual que un coche, jamás se estropeará en la puerta de casa. Por lo tanto, arreglar tu bici es tan importante como ahorrarte algo de dinero en la tienda. Y no te dejes llevar: a veces estará muy ajustada y otras pondrás demasiado aceite. Aprenderás.

11 años: Cuando uses una sierra, la paciencia, y no la fuerza, es la clave para un corte preciso. No solo se trata de dónde empieces el corte, sino de dónde lo termines.

12 años: Sigue las instrucciones, terminarás en la mitad de tiempo. Debes ganarte el derecho a improvisar. Y recuerda: a veces la mejor herramienta es dar una vuelta a la manzana. Otras, será un martillo.

13 años: Constrúyete una buena reputación. En línea y en la vida real. Mantén tu palabra. Sé gentil con los más jóvenes y nunca subas una foto que no le mostrarías a tu maestra o a tu jefe.

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14 años: Lo primero que debes saber al usar una brújula: si no sabes leer un mapa, guárdala. Si no tienes ninguno de los dos, mira al sol, el cual, como ya sabes, sale por el este y se pone por el oeste. Si tienes un reloj, apunta con la aguja de la hora al sol. La dirección que está a mitad de camino entre el sol y las 12 es el sur (a menos que estés en el hemisferio meridional; entonces será el norte). Si estás en la época que ha cambiado la hora, para ahorrar, deberás poner la 1 en lugar de las 12. Lo que me recuerda que debes tener un reloj.

15 años: Cuando cortes leña, apunta al madero que está debajo, no a la parte superior. Y deja que sea el hacha la que haga el trabajo.

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16 años: Es verdad, cada vez habrá más coches con cambio automático; aun así, todos deberíamos aprender a conducir uno con cambio manual. Puede que alquiles un vehículo en otro país o lleves a un amigo un poco bebido a casa. Siempre te será útil.
Y por si fuera poco, el cambio manual hace un sonido más bonito si estás en una cita.

17 años: Cambia el aceite del coche. Te servirá para comprender cómo funciona por dentro y a confiar en tus habilidades mecánicas. Antes de hacerlo, calienta el motor: ayudará a que el aceite fluya mejor.

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18 años: Cuando estés en un barco, se útil. A menos que seas un pirata somalí, no necesitas saber llevar un crucero. Pero si te invitan a uno (sea un bote a remos o un transatlántico), será mejor que sepas qué hacer, para que no te quedes sentado como si estuvieses en el lago del Retiro. Aprende, por ejemplo, a hacer el nudo para asegurar la embarcación cuando llegues a puerto. Y si no puedes, al menos encárgate de servir

19 años: Aprende un segundo idioma, preferiblemente matemáticas. Seguro que el francés te ayudará a impresionar a otros y el inglés te servirá en las vacaciones, pero las matemáticas son el verdadero idioma internacional. Si las aprendes, podrás encontrar trabajo en cualquier país del mundo.

20 años: Si te piden ayuda para abrir un frasco, más te vale abrirlo. Asegúrate de tener las manos secas. Para una ayuda extra, puedes usar un trozo de tela. Si aun así la tapa está dura, métela bajo agua caliente para aflojarla o introduce un objeto con punta entre la tapa y el frasco, con el propósito de romper el vacío que lo mantiene cerrado. Si te das por vencido (nunca te des por vencido), no digas luego que tú la aflojaste. Porque no lo hiciste.

21 años: La sabiduría se adquiere ensuciándose las manos. Una parcela de tierra puede darte mucho más que algunas hierbas o flores para tu madre. Después de horas ante una pantalla o lidiando con otras personas, una huerta o jardín descansará tu mente y tus ojos. Recuerda que, no importa lo lejos que llegues en la vida, nada te hará sentir tan orgulloso como comer lo que has cultivado.

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22 años: Después de escribir un correo enfadado, léelo con cuidado y bórralo.

23 años: Aprende a trabajar la madera. Pero nunca uses un cincel para otra cosa o pronto te quedarás sin cinceles.

24 años: Ve a menudo al mercadillo de tu barrio o ciudad. Allí encontrarás tus herramientas favoritas, a tus vecinos más raros y también inspiración para muchos proyectos.

25 años: Mantente joven en el corazón. Acepta apuestas estúpidas. Haz cosas, rompe cosas. Come algo que sea más grande que tu cabeza. Salta vallas y vete en un viaje espontáneo. Nunca rechaces una invitación a bailar, desconecta. Y renuncia a Facebook. Ahora son todos carrozas.

Redacción QUO