Todo tiene explicación. Hasta el comportamiento psicópata del Pato Donald. Cómo olvidar sus rabietas, sus pataletas y sus cuac cuac incomprensibles. Pero, aunque desde su debut tuvo carácter, no siempre fue tan cascarrabias. Vivió varias aventuras con la pandilla de Mickey Mouse desde 1934 hasta el momento que se vio obligado a partir hacia el frente de batalla en la II Guerra Mundial. Una vez allí, varias películas recogen su experiencia desde su reclutamiento hasta el fin de la guerra, donde se le puede ver sabotear una base aérea japonesa o como cae prisionero de los nazis.

Aunque siempre gastó malas pulgas, al volver de la guerra se le vio violento e inestable. Los cómics lo demuestran. En una versión de 1938, Donald se encuentra la nevera vacía y crea una cámara para descubrir al ladrón. En cambio, en otra adaptación realizada en 1945 (El ladrón de neveras) Donald se vuelve sobre sus sobrinos para ‘matarlos’.

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En otro cómic, el pato antropomórfico confunde a sus sobrinos con soldados japoneses y corre tras ellos con todo arma que encuentra en su camino para darles caza.

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Después de tantos años viéndole así, alguien debería haberle recomendado un buen profesional.

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*Publicado en #Quonectados nº 224

Redacción QUO