Si ya ayer os contábamos que había 10 trabajos que los robots ya hacen mejor que nosotros, hoy nos vemos obligados a introducir uno más en la lista: policía de tráfico. Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo, es bien conocida por su caos vial y por la gran cantidad de policías corruptos que patrullan las calles.

Estos gigantes de acero han llegado a Kinshasa con el fin de ayudar a varias cosas. La primera, colaborar con la policía para ayudar a controlar el tráfico y evitar que la gente permanezca atrapada en su coche durante horas esperando un mínimo de fluidez para circular. La segunda, es que los robots no aceptan sobornos, por lo que reduciría de forma drástica la tremenda corrupción de la ciudad. Además, como no podría ser de otra forma, los robots llevan incorporadas varias cámaras que registran las infracciones y las envían al ordenador central.

Según Thérèse Izay, el ingeniero que ha desarrollado los robots y que dirige una asociación tecnológica de mujeres africanas: «el único robot policía que puede controlar el tráfico se ha hecho en el Congo». Y no le falta razón. Apoyado por un grupo de mujeres africanas, sus objetivos son dos: promover más ingenieras en el Congo y crear puestos de trabajo muy necesarios.

Según declaraba el ingeniero para Radio Okapi: «esto es innovación congoleña 100%«.

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Redacción QUO