El cuerpo perfecto para un esquimal es aquel capaz de retener mejor el calor, es decir, de baja estatura, ancho y con las extremidades bastante cortas. En las zonas muy cálidas deberá ser todo lo contrario; es decir, muy esbelto y con las extremidades muy largas, para evitar que retenga el calor. Por eso no hay un cuerpo perfecto en términos absolutos. “La propia diversidad humana hace imposible una respuesta concreta”, dice Antonio Rosas, investigador paleobiólogo del Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Hablar del ser humano es hacerlo de bosquimanos, de inuit, de nilóticos, de madrileños, de los que viven en el Trópico húmedo y en el seco…

Marta García Fernández