Si eres de los que pensabas que un par de copitas de más podían hacerte más guapo ante tu ligue de fin de semana… sentimos decirte que estabas equivocado. Según las investigaciones de la Dra. Amanda Ellison, del Departamento de Psicología de la Universidad de Durham, recogidas en el libro Getting Your Head Around, el alcohol no nos hace ver más atractivos a los demás.

El área del cerebro que nos hace querer relacionarnos sigue funcionando bebas lo que bebas, lo que significa que incluso borrachos podemos valorar el atractivo de las demás personas. «Básicamente vemos a los otros como son«, afirma Ellison. «No se produce una transformación física imaginaria, simplemente aumenta el deseo». Vamos, que los vemos igual de feos, pero bajamos el listón.

Según Ellison, el alcohol bloquea la parte de nuestro cerebro que evita que actuemos por impulso, pero no suele amortiguar (o tarda mucho más) la que se hace responsable de nuestras necesidades sexuales. Vamos, que nos quita el miedo a lanzarnos, pero ni mucho menos las ganas de retozar.

Solo hace falta media pinta de cerveza para que el alcohol empiece a afectar a los receptores de los lóbulos superiores del cerebro, que se encargan de la toma de decisiones. La zona más primitiva, la que se encarga del apetito sexual, no se ve afectada. De hecho, lo normal es que esta parte esté precisamente bajo el control de los lóbulos superiores.

«El alcohol apaga la parte racional y la que toma decisiones de nuestro cerebro, mientras que deja las áreas responsables del deseo sexual relativamente intactas». Y eso derriba el falso mito de que vemos a las personas más atractivas cuando estamos bebidos.

Según Ellison, aunque la evolución ha hecho que las mujeres sean mucho más selectivas para elegir a quién se llevan a la cama, ambos sexos tienen la necesidad de mantener relaciones y la personalidad es tan importante como el aspecto físico a la hora de elegir compañero.
Todo esto, sin embargo, se va por la borda cuando bebemos, debido a que, como hemos explicado, el cerebro se ve afectado de forma secuencial, empezando por acabar con todas las inhibiciones. Aún así, las mujeres siguen siendo más cuidadosas debido a los «riesgos del embarazo».

Redacción QUO