¿Somos multitarea? ¿De veras el quinto café te mantiene despierto? ¿Estás seguro de que no te escuecen los ojos de tantas horas frente al ordenador? Son ese tipo de preguntas que, si acaso, uno se hace al final del día, cuando llega casa y se tumba después de una agotadora jornada de trabajo. Durante el día no ha tenido tiempo ni de pararse a pensar.

Cada vez hay más indicios de que la respuesta es no, o al menos no como nos gustaría. Un estudio de Goldsmiths (Universidad de Londres) ha concluido que la vida en la ciudad reduce nuestra capacidad para concentrarnos y prestar atención a una sola cosa.

El doctor Linnell, del departamento de Psicología, se ha desplazado al suroeste de África para estudiar a los miembros de la tribu Himba. Son de lo más representativos, porque se encuentran en el punto donde nosotros estábamos hace como medio siglo. Los aldeanos protagonizan un éxodo rural por el que una parte permanece en el campo y otra se marcha a las ciudades en busca de un futuro mejor.

¿Seguro que mejor?

Linnell los ha estudiado a ambos y ha descubierto que al grupo urbanizado le cuesta más esfuerzo centrar su atención. Mucho más de lo que esperaba. Y lo que es peor: ha sometido al mismo test a un grupo de jóvenes londinenses y han dado el mismo resultado.

Su teoría es que la gran ciudad somete al individuo a un exceso de estímulos, tanto sonoros como visuales, que compiten por su atención. ¿Estamos entonces desaprovechando parte de nuestras facultades? Es posible. De hecho, tal vez haya trabajos, sobre todo intelectuales, que saldrían mejor si se hicieran en mitad del campo.

Redacción QUO