Más de cincuenta charlas sobre ciencia en dos días. Títulos para todos los gustos, por ejemplo: “Cómo salvar una vida en diez minutos” , “(In) seguridad Wifi”,o “Cómo construir una máquina del tiempo si dispones de un trillón de euros”. Dan una idea de que allí hablaron físicos, fisiólogos, informáticos y también matemáticos, neurocientíficos, biólogos, y podría añadirse a la lista casi cualquier especialidad. Ocurrió el pasado fin de semana en Bizkaia Aretoa, auditorio de la UPV/EHU, situado en el mismo margen del río Nervión en el que deslumbra el Guggeheim y ante el mismo espectáculo urbano que eligió el caprichoso Calatrava para trazar uno de sus ágiles puentes de velas.

Bilbao fue durante el pasado fin de semana el generoso anfitrión de la ceremonia que organizó Naukas, con la mano tendida de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU. Para los que aún no conozcan Naukas, es una página web que divulga ciencia desde hace año y medio, con la aportación de más de 80 colaboradores, la mayoría de ellos científicos y blogueros, con mucho que contar y opinar. Los espectadores abarrotaron el auditorio, con capacidad para 500 personas. Lleno total. Un público nutrido principalmente por estudiantes de carreras de ciencia y, sobre todo, de gente interesada por saber más sobre casi todo. No es el primer evento que organiza y mueve Naukas (antes Amazings). Durante su tiempo en activo, y tras la estela de sus fundadores, Miguel Artime, Javier Peláez, Antonio Martínez Ron y José Cuesta, han ido modelando una identidad que cada día se dibuja con más detalle. Cuentan con una arma de distribución de información masiva, las redes sociales, que todos ellos manejan con tanta habilidad y cotidianidad como la cuchara para tomar sopa. Todo lo que se decía y hacía en el evento Naukas era enviado al segundo vía twitter, y retuiteado por una avalancha de followers que le dio al encuentro el galardón más codiciado: trending topic dos veces.

Naukas aglutina en sus filas una generanción latente. Cumplen casi todos los requisitos de un nuevo grupo social. Se identifican con Sheldon Cooper y su delirante humor para listos frikies. Tienen objetivos comunes: divulgar ciencia de un modo ameno y nada académico. La mayoría tiene un blog y todos cuenta en twitter con un alias por el que se les conoce en la comunidad. “Mi mesa cojea” o “La Mula Francis” se presentan así cuando se acercan.

-“Hola, yo soy Fuente de la eterna juventud”. Encantada, claro.

También tienen enemigos comunes que me callo, y la sensación de todos ellos de pertenencia a un grupo que crece. Incluso comparten una indumentaria: una imprescindible camisetas personalizada con fórmulas, galaxias, pipetas de laboratorio, superheroes o marcianitos de colores.

Quo participó con la dotación al primer premio Tesla

A lo largo de las jornadas, vimos, entre otras sorpresas, a Natalia Ruiz Zelmanovitch (miembro del departamento de prensa del Centro de Astrobiología (CAB), vestida con liguero y corsé, cantando o cabareteando el timo de las cremas antiedad milagrosas. El más aplaudido de la jornada fue Xurxo Mariño, doctor en biología, y neurocientífico. En compañía de un excelente actor, teatralizaron la turbulenta vida del átomo, en un delirante recorrido por el acelerador de partículas (LHC) donde a un protón le pasa de todo. Además, hubo charlas donde descubrir la ciencia puntera española, como la de Lucas Sánchez (Sonicando). Lucas explicó cómo trabajan hoy en el Centro Nacional de Biotecnología para desarrollar una vacuna definitiva contra el SIDA. Terminó su charla con un colofón popular: ¡SE PUEDE!, aplaudido por los “Naukas” que también se sienten, y son, combativos con este tiempo triste para la economía, la política, y la ciencia que nos toca.

En esta ceremonia, Naukas había preparado un premio para los mejores post del año, bajo el título Premios Tesla 2012. Quo participó con la dotación al primero de los premios. Lo ganó José Luis Blanco, por el artículo “¿Qué es la temperatura?” .José Luis es ingeniero y profesor en la Universidad de Málaga, y editor del blog Ciencia explicada.

Después de la ceremonia, hubo cervezas en el casco antiguo de Bilbao hasta casi el amanecer y, entre los Naukas, subidón de adrenalina por el éxito conseguido, sin ocultar, sobre todo al final de la noche,cierto desconsuelo ante la dificultad de comer y vivir de hacer y divulgar ciencia.

Lorena Sánchez Romero