Hace 65 millones de años, un asteroide de aproximadamente 10 km de diámetro impactó contra la península del Yucatán, en México, provocando un megatsunami, terremotos y erupciones volcánicas. La atmósfera quedó saturada de polvo durante años. El impacto de Chicxulub, tal como se le conoce, causó probablemente la extinción de los dinosaurios. Así que habrá que vigilar de cerca los asteroides.

Una erupción volcánica

Los volcanes submarinos pueden arrojar a la atmósfera ácido sulfhídrico y dióxido de carbono, causantes, según muchos científicos, de la mayor extinción de la historia hace 350 millones de años, cuando el 90% de todas las especies marinas y el 70% de animales terrestres perecieron. Pero también hay un aspecto positivo: las bacterias y otros microorganismos pueden prosperar bajo tales condiciones, así que habría una nueva oportunidad una vez apretado el botón de reinicio… solo que sin nosotros.

Un drástico cambio climático

Un rápido y desastroso cambio en el clima de la Tierra podría acabar con la fiesta demasiado pronto. La Oficina de Naciones Unidas de Coordinación de Asuntos Humanitarios calcula que el 70% de los desastres que ocurren en la Tierra tienen que ver con el cambio climático, y han afectado durante la pasada década a 2.400 millones de personas. Si, como opinan la mayoría de los científicos, los fenómenos catastróficos como inundaciones, sequías y huracanes se convertirán en algo habitual. Esto podría desembocar en pérdidas de cosechas, restricciones de agua potable y extinciones a gran escala, incluyendo, quizá, al propio ser humano.

Redacción QUO