A no ser que te conviertas en un desgraciado adolescente de Pesadilla en Elm Street, probablemente soñarás lo mismo que todos: sobre unas dos horas cada noche, según el Instituto Nacional de Salud. El ciclo de sueño del cerebro, no obstante, hace extremadamente difícil recordar los sueños. «Durante el sueño, nuestros sistemas de memoria están completamente inactivos, y estamos inmersos en una cinta autoborradora», explica el neurólogo Mark Mahowald, director del Centro de Desórdenes del Sueño de Minnesota. Es como si el botón de grabación de nuestro cerebro se hubiera desactivado.

Entonces, ¿cómo puede ser que algunas personas recuerden con regularidad las intrincadas tramas de sus sueños? «La primera condición que debe darse para recordar los sueños es despertarse durante uno de ellos«, dice Mahowald.

El despertar pone en marcha la memoria, absorbiendo los fragmentos de sueño que de otra forma caerían en el subconsciente. «Quienes se despiertan a menudo son más proclives a recordar sus sueños que quienes duermen profundamente», añade.

El contenido de los sueños podría jugar un papel en la recuperación de las sinapsis somnolientas. Las pesadillas normalmente nos despiertan, así que quienes las sufren con frecuencia también tienen más tendencia a recordar lo que han soñado.

Las investigaciones sobre el sueño han demostrado que es posible entrenarse para recordar lo que se ha soñado justo antes de despertarse, dice Alan Manevitz, psiquiatra del Centro Médico Weill Cornell de Nueva York. «Pon un cuaderno de notas en la mesilla», recomienda, «y en los primeros momentos del despertar empieza a escribir lo que te venga a la mente.» A no ser, claro, que sueñes constantemente con ser cazado por un asesino en serie de nombre Freddy.

Redacción QUO