Es difícil saberlo, dice Will Harcourt-Smith, experto en fósiles humanos del Museo de Historia Natural de Nueva York. «Algunas infecciones dejan huella en los huesos. El pie del atleta no se incluye en esa lista de infecciones. Pero si hacemos deducciones lógicas, podremos llegar a alguna conclusión.»

El pie de atleta es una infección fúngica de la piel -ocasionada normalmente por hongos del género Trichophyton– que provoca escamas e irritaciones. Eso nos lleva a preguntarnos: ¿tuvieron ese problema los hombres prehistóricos? «El hongo que provoca el pie de atleta ya existía en la época, y probablemente antes» dice Tim James, especializado en evolución fúngica de la Universidad de Michigan. «Como todos los hongos, se propaga en ambientes húmedos y entornos falsos de higiene. Por eso la mayoría de la gente lo contrae en vestuarios. No puedo imaginarme que el refugio de un cavernícola, con un suelo sucio y plagado de restos de comida, fuera un lugar muy aséptico».

Pero el simple hecho de caminar sobre hongos no hace contraer pie de atleta. Los cavernícolas tendrían que haber ido calzados. «Resulta que el pie de atleta es una enfermedad de poblaciones calzadas«, dice Bob Neinast, el principal bloguero de la Sociedad para la vida descalza. «Todos podemos contraer hongos, pero lo importante es que suelen proliferar en entornos cálidos, oscuros y húmedos. Es decir, en el interior de un zapato».

La gente que camina descalza, dice Neinast, raramente contrae pie de atleta, especialmente porque la exposición al aire fresco mantiene sus pies demasiado secos como para que el hongo pueda multiplicarse. Lo cual nos lleva a la siguiente pregunta: ¿iban descalzos los cavernícolas? «En el transcurso de 10.000 años, la humanidad ha conseguido fabricar un bonito calzado», dice Harcourt-Smith. Nuestros antepasados ya se habrían trasladado de las cavernas a las ciudades, comenta, pero su calzado era bastante básico, a base de envoltorios de piel rellenos de hierba para aislarlos del frío. «Si el calzado se humedecía y la persona los llevaba durante bastante tiempo, podría producirse pie de atleta«, dice.

Ni siquiera la peor infección por pie de atleta habría provocado la muerte del cavernícola, pero sí mermado su calidad de vida. «Si la irritación empeoraba lo suficiente, podía llegar a impedirle caminar», dice Cody Lundin, un instructor de supervivencia en campo abierto que lleva 20 años caminando descalzo. «Algo inaceptable para una población de cazadores». Sin sprays antihongos ni cremas, ¿cómo combatirían la herida?. Quizá idearon algún remedio casero. «Si extraes la parte verde de una planta de junípero y la hierves, se convierte en un fantástico fungicida, ideal para el pie de atleta. Es posible que los indígenas lo utilizaran», dice Lundin. «También es idóneo para la tiña inguinal».

Redacción QUO