El médico británico Joseph Mortimer Granville lo ideó en 1880 para combatir lo que en la época victoriana se conocía como histeria femenina, una dolencia habitual en la época. Se le diagnosticaba a cualquier mujer con síntomas como irritabilidad o pérdida de apetito.

La terapia consistía en un masaje pélvico con el vibrador hasta llegar al “paroxismo histérico”, es decir, al orgasmo.

Redacción QUO