Mucho se ha avanzado en cuanto a los derechos de las mujeres en los últimos 70 años y, aunque queda aún mucho por recorrer, un estudio señala una nueva y esperanzadora muestra de ello.

De acuerdo con un estudio, publicado en American Psychologist, actualmente se las considera tan competentes como los hombres, si no más.

«Desafiando las afirmaciones tradicionales de que los estereotipos de mujeres y hombres son fijos o rígidos, nuestro estudio se une a otros para mostrar que los estereotipos son flexibles a los cambios en los roles sociales – señala Alice Eagly, autora principal del estudio –. Como los roles de las mujeres y los hombres han cambiado desde mediados del siglo 20, también lo han hecho las creencias sobre sus atributos».

El equipo liderado por Eagly realizó un análisis de 16 encuestas de opinión pública representativas en las que participaron más de 30.000 adultos entre 1946 y 2018. Se estudiaron tres tipos de rasgos: comunión (es decir, compasión, sensibilidad), agencia (es decir, ambición, agresión), y competencia (es decir, inteligencia, creatividad), y se les preguntó a los participantes si pensaban que cada rasgo era más acertado para mujeres, hombres o igualmente cierto para ambos.

Los estereotipos de competencia cambiaron dramáticamente con el tiempo. Por ejemplo, en una encuesta de 1946, solo el 35% de los encuestados pensaban que los hombres y las mujeres eran igualmente inteligentes. En contraste, en una encuesta de 2018, el 86% creía que los hombres y las mujeres eran igualmente inteligentes, el 9% creía que las mujeres eran más inteligentes y solo el 5% creía que los hombres eran más inteligentes.

Los estereotipos que ven a las mujeres como más compasivas y sensibles que los hombres se fortalecen con el tiempo. En contraste, aquellos que ven a los hombres como más ambiciosos y agresivos que las mujeres no cambiaron significativamente.

«Estos estereotipos actuales deberían favorecer el empleo de las mujeres porque la competencia es, por supuesto, un requisito de trabajo para prácticamente todos los puestos. Además, los trabajos recompensan cada vez más las habilidades sociales, lo que hace que la mayor comunión de las mujeres sea una ventaja adicional – añade Eagly –. En una nota menos positiva, la mayoría de los roles de liderazgo requieren más agencia que comunión. Por lo tanto, la agencia menor atribuida a las mujeres es una desventaja en relación con las posiciones de liderazgo”.

A medida que las mujeres ingresaban en empleos remunerados en grandes cantidades, sus trabajos se concentraban en ocupaciones que recompensaban las habilidades sociales u ofrecían contribuciones a la sociedad. En promedio, las mujeres también gastan aproximadamente el doble de tiempo en trabajo doméstico y cuidado de niños que los hombres. En contraste, los hombres se concentran en roles de liderazgo y en ocupaciones que requieren fuerza física, competencia, interacción con las cosas y habilidades analíticas, matemáticas y técnicas.

Juan Scaliter