Un estudio, liderado por Jim McNulty de la Universidad Estatal de Florida, destaca formas de identificar predictores claros para infidelidad.

Los resultados, publicados en Journal of Personality and Social Psychology, revelan los factores que conducen a la infidelidad y claves para prevenirla. Su investigación es la primera en encontrar evidencia de respuestas psicológicas que ayudan a una persona a evitar el engaño en la pareja.

El equipo liderado por McNulty analizó la conducta de 233 parejas de recién casados ​​durante 3 años y medio y documentó los detalles de sus relaciones.

Los científicos utilizaron dos procesos psicológicos que todos comparten en diversos grados: Desvinculación de la atención y Devaluación evaluativa de posibles parejas románticas.

La primera de ellas es la capacidad de dirigir la atención de una persona atractiva que podría considerarse una opción romántica, mientras que la segunda es una tendencia a degradar mentalmente el atractivo de otra persona, incluso si es especialmente atractiva.

Los autores descubrieron que los participantes que rápidamente desconectaban su atención de una persona atractiva tenían menos probabilidades de participar en la infidelidad: aquellos que miraron hacia otro lado en tan solo unos cientos de milisegundos tenían casi un 50% menos de probabilidades de tener relaciones con terceros o terceras.

Y a la inversa, quienes se tomaban más tiempo mirando las imágenes, tenían un mayor riesgo de infidelidad y era más probable que sus matrimonios fracasaran.

La tendencia a devaluar el atractivo de otros fuera de la pareja, también reducía el riesgo de infidelidad y aumentaba la posibilidad de una relación duradera.

Ambas reacciones, la desconexión y la devaluación, minimizaron el riesgo de infidelidad y, en consecuencia, fueron factores predictivos de las relaciones con mayor probabilidad de éxito.

El equipo de McNulty cree que estos hallazgos podrían ofrecer a los profesionales de la salud mental sugerencias prácticas para ayudar a las personas a mantenerse comprometidas con sus parejas. Si bien los procesos pueden estar arraigados hasta cierto punto, McNulty señala, en un comunicado que “un creciente cuerpo de investigación sugiere que las personas podrían aumentar su capacidad psicológica para emplear la desconexión o la devaluación cuando se sienten tentados a engañar a sus parejas”.

Sorprendentemente, las personas satisfechas con el sexo en su relación tenían más probabilidades de ser infieles, tal vez sugiriendo que se sentían más seguros con respecto al sexo en general y lo buscarían independientemente de cómo se sintieran con respecto a su relación principal.

Otro predictor de infidelidad es el atractivo, sobre todo en mujeres: aquellas que eran vistas como menos atractivas, tenían más probabilidades de tener una aventura.

Juan Scaliter