Los laboratorios que realizan pruebas de paternidad saben que son mucho más frecuentes de lo que podría pensarse. Hasta ahora ofrecían la posibilidad de sacar de dudas a los interesados antes de la llegada del bebé, por medio de técnicas invasivas, como la amniocentesis, que entrañan un cierto riesgo. Un nuevo sistema permite salvar ese obstáculo. Basta con extraer una muestra de sangre a la madre para saber con un 99,9% de certeza con quién concibió a su hijo.

La prueba detecta en esa sangre moléculas de ADN procedentes del feto. El análisis de esas moléculas ya se emplea para extraer información acerca del sexo del bebé y de la predisposición a ciertas enfermedades, como la hemofilia, la enfermedad de Duchenne y la de Huntington. El método resulta eficaz desde la novena semana de gestación.

Pilar Gil Villar