El arte debería ser una herramienta ineludible en las aulas, pero lo que ahora ha hallado una nueva investigación de la Universidad Johns Hopkins es que la aplicación de ciertas habilidades en el aprendizaje de la ciencia mejora los resultados académicos y la memoria de los estudiantes. Mariale Hardiman, vicedana de esta institución, relata cómo surgió esta iniciativa. “Cuando hablamos de aprender, tenemos que plantear el problema de la memorización de los contenidos. Los niños olvidan mucho de lo que aprenden y los maestros a menudo terminan repasando las lecciones del año anterior. La pregunta que nos hicimos fue: ¿cómo podemos enseñarles correctamente para que puedan recordar más?»

A partir de este interrogante, el equipo inició en 2013 un estudio con 350 estudiantes de quinto grado de seis escuelas diferentes de Baltimore. A unos se les asignó, al azar, un aula de astronomía y ciencias de la vida, y a otros, ciencias ambientales y química. Durante varias semanas se les impartió unas clases con incorporación de arte y otras convencionales. En las primeras, los alumnos rapearon, hicieron bocetos para aprender vocabulario y diseñaron collages para separar a los seres vivo y los no vivos. En el resto de las clases se enseñó de acuerdo con la educación estándar. Es decir, con lectura de textos y hojas de trabajo.

Después de diez semanas, los investigadores comprobaron la retención de lo aprendido y encontró que los estudiantes con un nivel de lectura básico recordaban mucho más gracias a las letras de las canciones y dibujos. La conclusión es tajante: Incorporar el rap, el baile, el dibujo o cualquier habilidad artística en las lecciones de ciencias hace que los estudiantes con bajo rendimiento retengan mayores conocimientos. La investigación, publicada en Trends in Neuroscience and Education, sugiere que esta estrategia podría ampliarse a todos los niños, independientemente de su capacidad, para ayudarles a ser más creativos en su aprendizaje.

Acabar con la brecha en las aulas

Según Hardiman, el gran desafío sería hacer del arte esa herramienta que cerrará la brecha de logros entre estudiantes con dificultades para leer y aquellos con mayores capacidades, ya que la lectura es indispensable. “Nuestros datos sugieren que la instrucción tradicional parece perpetuar la brecha en el rendimiento académico de los estudiantes”. Aunque no son datos estadísticamente significativos, los investigadores sugieren la posibilidad de que los estudiantes apliquen las habilidades creativas en la resolución de problemas. El estudio descubrió también que para los niños con niveles avanzados de rendimiento el arte no supuso ninguna merma en el aprendizaje, sino que obtuvieron beneficios, tales como la participación en el aprendizaje y desarrollo de pensamiento creativo.

Fuente: Johns Hopkins University

Marian Benito