Tradicionalmente, hemos divido los géneros en dos: masculino y femenino. Y solo recientemente, hemos empezado a aceptar la idea de la existencia de un tercero: los llamados intersexuales. Pero, un estudio realizado por Megan Ciffarelli, investigadora del Manhattanville College, propone que ese concepto ya estaba asentado en algunas culturas antiguas. Por ejemplo, la persa.

Para llegar a esta conclusión, ha analizado las tumbas halladas en Hansalu, una antigua ciudad persa que floreció en el actual Irán. Los restos humanos que contenían muchas de ellas no se han conservado demasiado bien. Y en muchos casos han tenido que ser clasificados como masculinos o femeninos, en función de los objetos encontrados en su interior.

Si dichos objetos eran masculinos (por ejemplo, armas), se deducía que la persona enterrada era un varón. Y lo contrario, si la sepultura contenía espejos y abalorios tradicionalmente femeninos. Pero, tal y como explica la investigadora, en aproximadamente el 20% de los enterramientos se han encontrado a la vez objetos masculinos y femeninos.

Ciffarelli propone que algunas de esas personas eran lo que hoy llamamos intersexuales. Y que, muy probablemente, esa condición estaba totalmente aceptada en esas comunidades. Y esgrime como prueba a su favor, las imágenes grabadas en un cuenco dorado aparecido en Hansalu, en las que se ve a una figura con barba en diversos roles, tradicionalmente considerados como femeninos.

Fuente: IFL Science.

Vicente Fernández López