Bolougne-sur-mer es una localidad costera francesa, situada en el departamento de Calais. Y muy cerca de allí, el 26 de julio de 1917, en plena I Guerra Mundial embarrancó el UC-61, un submarino alemán.

Sus 26 tripulantes abandonaron la nave pero, antes de rendirse, colocaron cargas explosivas para hundir el aparato, y evitar que cayera en manos del enemigo.

Ahora, más de cien años después, los cambios en las mareas, han hecho que los restos del submarino hayan vuelto a emerger frente a la costa francesa. Y las autoridades del lugar se plantean convertirlo en una atracción turística.

El UC-61, fue fabricado en 1916. Solo estuvo en servicio durante algo más de un año. Pero, durante ese tiempo, hundió once barcos enemigos. Cuando embarrancó, se dirigía a la costa de Bélgica para sembrarla de minas.

Fuente: LiveScience.

Vicente Fernández López