El ultramarino es un pigmento que se fabricaba a partir del lapis lazuli, un mineral que se obtenía en minas del actual Afganistán y que, en tiempos pasados, fue considerado casi tan valioso como el oro. Precisamente, por ello, durante el medievo, la presencia de este pigmento fue poco habitual en Europa, donde solo disponían de él los artistas que se dedicaban a ilustrar los códices medievales, y a los que se denominaba iluminadores.

Ahora, investigadores del Max Planck Institute for the Science of Human History, han analizado la dentadura de una mujer que falleció hace más de 1.000 años, y cuyos restos aparecieron en un cementerio alemán. Y ha encontrado en ella más de cien partículas de pigmento ultramarino.

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El hallazgo parece indicar que esa mujer podría haber sido una de las ilustradoras que crearon las miniaturas de los códices medievales. Y el hecho de que su restos estuvieran enterrados cerca de un monasterio, parece corroborar esta tesis.

Algunos documentos de la época ya hacían referencia a la existencia de ilustradoras medievales. Generalmente eran monjas o mujeres piadosas y de buena posición social, que realizaban su labor junto a los monjes. Pero no había trascendido la identidad de estas artistas ni, hasta la fecha, se habían encontrado los restos de ninguna de ellas.

Fuente: EurekAlert.

Vicente Fernández López